Más allá de la mente se encuentra este conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción.
La intuición va más allá de una “simple corazonada”, pues el famoso psicólogo Carl Jung la incluyó entre las cuatro funciones que necesitamos para comprender la realidad y relacionarnos con el medio, y aunque es una función innata, se puede desarrollar.
El cuerpo no se puede apoyar solamente en el intelecto porque tiene que vivir, por eso todas sus funciones esenciales están en manos del instinto, por ejemplo, la respiración, los latidos del corazón, la digestión de la comida, la circulación de la sangre, etcétera. Al igual que el instinto, en el otro extremo de nuestro ser se encuentra el mundo de la intuición, la cual abre las puertas a la meditación.
Confía en ella
La intuición no es mental, es sabiduría que viene desde otra parte de nuestra existencia, la intuición no es el cuerpo hablando, aunque podría manifestarse a través de él, no es la voz del corazón ni la emoción que percibimos al sentir una situación. En el lenguaje popular suele significar siempre el presentimiento y ese primer chispazo que se nos viene a la cabeza cuando queremos tomar una decisión.
Pese a todo lo anterior, la intuición está más allá de la mente y del cuerpo, por supuesto, más allá de las emociones. De acuerdo con algunas teorías psicológicas se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación y, por lo tanto, no puede explicarse e incluso verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión o decisión.
Las intuiciones suelen presentarse más frecuentemente como reacciones emotivas y repentinas a determinados sucesos, percepciones y sensaciones como pensamientos abstractos y relacionados con las creencias e ideologías, por lo tanto, es una herramienta esencial a la hora de tomar decisiones.
Desarrolla tu intuición
Siéntate en el suelo de preferencia con la espalda bien erguida, pon tu manos sobre tus piernas con la palmas hacia arriba. Relájate y deja que el suelo absorba la tensión, las preocupaciones y las distracciones.
Respira profundamente, repite en tu diálogo interior la frase “confío plenamente en mi intuición” al inhalar, y “fuera de mi mente algo nuevo será revelado” al exhalar. Repite este ejercicio por lo menos 5 veces y confía en el proceso de invocación de tu intuición.
Ahora imagina una esfera de luz sobre tu cabeza, primero de luz violeta y después de los colores que desees. La esfera entra a tu cuerpo por tu cabeza y satura todas tus células para purificar todo aquello con lo que entra en contacto. Después suelta el cristal hacia el universo, despeja el espacio que hay ante tus ojos y deja que aparezcan imágenes, ideas y sensaciones libremente.
Para concluir, comienza a estirarte poco a poco y si gustas puedes pararte lentamente, cuando sientas tu cuerpo puedes abrir los ojos.
¡Si deseas practicar yoga en tu casa te puedes inscribir aquí mismo! Haz clic en: www.ciudadyoga.com/registro
Namaste,