¿Ya estás listo para meditar? Ahora, tu siguiente reto será encontrar la postura que A TI te funcione mejor. Te recomendamos acudir a una clase de meditación con un maestro que te pueda guiar y tener en cuenta que la postura correcta será la que a ti te haga sentir cómodo. ¡Comienza a experimentar!
El principio de la práctica de la meditación es lograr un estado de conciencia concentrado. Pero ésta no es sola, es una actividad que inicia asumiendo un gesto concreto del cuerpo: la postura, la cual, según sea adecuada o no, puede atraer o no todos los beneficios que se asocian a la meditación.
Debe entenderse por adecuada aquella que sea placentera y cómoda físicamente, justo al realizar dicha actividad. Los criterios para encontrar una postura adecuada son que el cuerpo debe estar sujeto a la menor tensión muscular posible, y que la postura promueva un estado mental alerta pero relajado.
El cuerpo adopta una estructura ‘piramidal’ que ayuda a equilibrar e incrementar la energía, justo lo que permite la interiorización y la profundización de la respiración. Esto hace que la energía no se disipe y fluya por dentro del circuito del cuerpo, cargándolo e induciéndolo un nivel de conciencia profundo.
Para logarlo, algunas personas se recostarán en el suelo, otros se sentarán en una silla, y algunos más encontrarán más cómodo sentarse de rodillas en un banquito o en flor de loto en un cojín. En ocasiones puede ser necesario alterar la postura durante una sesión de meditación, especialmente si hay una condición en la que se requiera moverse constantemente.
Cualquiera que sea la elección, debe considerarse que el cuerpo debe sentirse suelto y cómodo, y que la postura debe permitir estar alerta y atento. No debe causarte ningún dolor o molestia y debe propiciar una completa relajación durante largos periodos de tiempo y siempre mantener la espalda recta.
Namaste,